miércoles, 13 de julio de 2011

Carménère, Innovación y calidad


Por Lorena Saavedra de la Fuente


Así como la cepa, ya el nombre nos remite a algo nuestro, único, de calidad. Algo así fue la experiencia en el nuevo Restaurante Carménère. Nuevo, porque desde hace unos meses, ha cambiado de administración. Y pretenden instalarse, como señala su slogan, como Patrimonio Culinario de nuestra ciudad.
Ubicado en el corazón de C° Alegre, exactamente en la esquina de Abtao con Concepción. En el primer piso de una casona tradicional, aparece este pequeño restaurant con capacidad tan solo para 22 personas. Un pequeño comedor cuyas ventanas permanecen abiertas al espectáculo nocturno del barrio, haciéndonos sentir parte del entorno.
En el ambiente prima una estética de líneas simples y contemporáneas, en los muros, una galería itinerante de artistas destacados. De fondo notas que nos traen reminiscencias del foxtrot, del jazz clásico y del lounge. También los unplagged ochenteros. Sutileza en todo. Y en los sabores de la cena, también.
Nos deleitamos esa noche, tomen nota, -porque solo abre de Miércoles a Domingo y por las noches-, con un pisco sour servido en copa flauta, de preparación correcta y al paladar, casi cremoso. Acompañado de pan negro y masas horneadas con semillas, para abrir el apetito. Luego una trilogía en crudo, formada por ceviche de rollizo y tártaro de salmón, hermosamente presentados, acompañados con leche de tigre. En ella, destacan el sabor del jengibre y la correcta textura del pescado marinado.
Más tarde nos deleitamos con dos nuevos platos, el primero, un suave risotto de azafrán y ostiones, y el segundo, un generoso filete de pescado de roca, cubierto con una exquisita costra de setas y tocino. Le acompañan, una pequeña croqueta de camarón, y un flan de espárragos. Sabores y texturas equilibradas, sutiles, a la vez que intensas en sabor. Delicadeza y sofisticación presente en esta cocina, que se presta al goce refinado de los sentidos. Cerramos la velada, con una dulce Copa Carménère, -haciendo honor al nombre de la casa-, de sabroso helado hecho por el chef, con salsa de carmenere, arándanos y crema de limón.
Acompañan la velada, un Sauvignon Blanc de Viña Tabalí, y un Momentos, Chardonnay de Chateaux los Boldos.
Hay aquí, una estética cuidada, y preocupación por los pequeños detalles. En Valparaíso, un lugar especial. Carménère, para enamorar.

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