miércoles, 13 de julio de 2011

Restaurant O’Higgins, La tranquilidad de la buena mesa


Equipo MejorSale



Fue un grato viaje a Con-Con, a pesar de ser fin de semana, no había mucho tráfico y una suave briza, convertían a ese sábado, en el día perfecto para un almuerzo en el Restaurant O’Higgins de Con-Con. Al llegar, nos acomodamos en una de las terrazas y pudimos observar la propuesta del O’Higgins, emplazado en pleno barrio residencial, consistente en tranquilidad y ambiente familiar. Luego, con la carta en la mano quisimos iniciar nuestro viaje culinario con el aperitivo, degustando dos sour que no habíamos probado en otra parte, un Sour Albahaca, de un verde sugerente; y un Sour Rica-Rica: aperitivo preparado de un arbusto muy aromático proveniente de San Pedro de Atacama que se le atribuyen propiedades medicinales, se utiliza para calmar el dolor de estómago, para problemas renales y circulatorios, nos cuenta Samuel, el administrador.
Más tarde le solicitamos a Samuel, que nos recomendara algunos platos que la carta no tenía y nos sorprende con dos exquisitos platos de fondo, primero: Chanchito Campero: Costillar de cerdo sellado a la plancha, adobado en vino y especias, cocido lentamente en una salsa de callampas deshidratadas, pimentones y cebolla, donde el resultado final es un cerdo que se deshace en la boca, y las especias y aderezos logran una conjunción de sabores que sólo el acompañamiento de puré picante de papas, consigue equilibrar. El administrador nos explica que el Chanchito Campero, es deshuesado en caliente obteniendo como resultado un tierno y blando trozo de carne. Perfecto.
Y el segundo plato: Timbal de Prietas: Un timbal de puré rustico lionesa (con cebolla caramelizada) coronado con el típico relleno de las prietas artesanales del Restorán O’Higgins, y todo esto con unas pinceladas de una reducción de vino tinto el plato. Esta innovación nos permite degustar un plato típico con una presentación original y donde el sabor fuerte de la prieta se fusiona perfectamente con el puré.
Y para finalizar, el postre: Leche Asada y Tiramisú Italiano.
Les puedo decir, que si un fin de semana buscan un almuerzo tranquilo, con excelentes platos, buena atención y, cosa que no se encuentra en todos los locales, un espacio donde los niños pueden jugar mientras se almuerza, bueno, el Restaurant O’Higgins es la mejor elección en Con-Con.

Carménère, Innovación y calidad


Por Lorena Saavedra de la Fuente


Así como la cepa, ya el nombre nos remite a algo nuestro, único, de calidad. Algo así fue la experiencia en el nuevo Restaurante Carménère. Nuevo, porque desde hace unos meses, ha cambiado de administración. Y pretenden instalarse, como señala su slogan, como Patrimonio Culinario de nuestra ciudad.
Ubicado en el corazón de C° Alegre, exactamente en la esquina de Abtao con Concepción. En el primer piso de una casona tradicional, aparece este pequeño restaurant con capacidad tan solo para 22 personas. Un pequeño comedor cuyas ventanas permanecen abiertas al espectáculo nocturno del barrio, haciéndonos sentir parte del entorno.
En el ambiente prima una estética de líneas simples y contemporáneas, en los muros, una galería itinerante de artistas destacados. De fondo notas que nos traen reminiscencias del foxtrot, del jazz clásico y del lounge. También los unplagged ochenteros. Sutileza en todo. Y en los sabores de la cena, también.
Nos deleitamos esa noche, tomen nota, -porque solo abre de Miércoles a Domingo y por las noches-, con un pisco sour servido en copa flauta, de preparación correcta y al paladar, casi cremoso. Acompañado de pan negro y masas horneadas con semillas, para abrir el apetito. Luego una trilogía en crudo, formada por ceviche de rollizo y tártaro de salmón, hermosamente presentados, acompañados con leche de tigre. En ella, destacan el sabor del jengibre y la correcta textura del pescado marinado.
Más tarde nos deleitamos con dos nuevos platos, el primero, un suave risotto de azafrán y ostiones, y el segundo, un generoso filete de pescado de roca, cubierto con una exquisita costra de setas y tocino. Le acompañan, una pequeña croqueta de camarón, y un flan de espárragos. Sabores y texturas equilibradas, sutiles, a la vez que intensas en sabor. Delicadeza y sofisticación presente en esta cocina, que se presta al goce refinado de los sentidos. Cerramos la velada, con una dulce Copa Carménère, -haciendo honor al nombre de la casa-, de sabroso helado hecho por el chef, con salsa de carmenere, arándanos y crema de limón.
Acompañan la velada, un Sauvignon Blanc de Viña Tabalí, y un Momentos, Chardonnay de Chateaux los Boldos.
Hay aquí, una estética cuidada, y preocupación por los pequeños detalles. En Valparaíso, un lugar especial. Carménère, para enamorar.

Orígenes Un encuentro con la buena mesa



Por Lorena Saavedra de la Fuente

En una casona de dos plantas, ubicada al costado de la plaza O’Higgins, se encuentra el restaurant Orígenes. Con capacidad cercana a las cincuenta personas en la primer piso. Con funcionamiento diario y mayor flujo a mediodía, atiende especialmente a ejecutivos de oficinas aledañas. Por ello, en consonancia, lo que importa aquí es la calidad de la comida. Y la atención esmerada de sus garzones.
Es un lugar amable, y amigable. De ventanales amplios con vista a la plaza. Destacan sus muros limpios de ladrillo en obra. En uno de ellos, un plasma de regular tamaño, se mantiene apagado. De fondo, suena suave, música de la generación de los ochenta.
Nos recibe la casa con un pisco sour varonil y más bien seco, y un dulce y femenino Kir Royale. Y por supuesto con pan caliente, pebre muy suave, y mantequilla, a la vieja usanza.
Iniciamos la aventura con un buen timbal de machas, camarones, tomates y paltas, limpiamente montado sobre una cama de lechugas orgánicas.
Más adelante, probamos un exquisito pastel de jaibas y ostiones. Con la temperatura y cremosidad correctas, bien sazonado, y generoso en ostiones y carne de jaiba deshilada. Sabroso. Muy sabroso.
También probamos otros dos platos de la casa, el primero, un congrio frito, de costra suave, bañado en salsa a la chilena y montado sobre un rico puré al perejil. El segundo, un pollo al vapor, montado sobre papas ….hilo? gratinadas con queso cabra, y acompañado de tomates y champiñones asados.
Para finalizar, dos postres, un sorbete de maracuyá y limón con cobertura de chocolate, y un panqueque celestino, flanqueado por almendras picadas. Café expreso para cerrar.
Un lugar en que la buena comida y la atención amable, pueden hacer la diferencia en la ajetreada jornada del día a día. Visítenlo a mediodía, durante la semana.

martes, 13 de julio de 2010

Pub Glasgow, todo un concepto



Por Marcelo Beltrand Opazo

La ciudad se conoce cuando uno la recorre a pie, caminando, la descubre, la conquista. Los paisajes se transforman a medida que uno avanza entre calles y edificios, casas y plazas. Fue así como llegue al Pub Glasgow, ubicado en 3 poniente 660. Un lugar que sorprende, porque detrás del negocio de la venta de tragos, cerveza, tapas, tablas y pizzas, hay todo un concepto que respalda la mística y el profesionalismo, tanto de la atención, como de la carta. Así lo explica Reginald Goddard, su dueño, quién enfatiza en la barra y su conversación, en las relaciones que se entablan junto a una gran variedad de cervezas extranjeras; se discute saboreando una pizza (de las mejores de viña); se platica disfrutando de la variación que han hecho del pisco sour, donde han logrado un trago con carácter y equilibrio, donde la presentación, el color y la textura, se fusionan perfectamente con el sabor final.

De su carta de pizzas, elegí una pizza Manchester y una Krishna. Los ingredientes de la primera: crema, queso azul stilton, champignones, avellanas y tocino; y la segunda: queso, crema, tomates en cubitos, zucchini, alcaparras, laurel, tomillo, romero, albahaca y jengibre. Y lo primero que llama la atención, son los ingredientes, la combinación original de especias, por ejemplo, en la pizza Krishna, el aroma y sabor de la albahaca aporta fuerza y contrasta a la crema utilizada como base sobre la masa roma, delga y crujiente en los bordes; o, en la Manchester, donde la potencia del tocino es suavizado por el queso azul y las avellanas, pero se mantiene, al igual que la otra pizza, la suavidad de la crema. Toda una explosión de sabores, toda una fiesta para los sentidos.

Dirección: 3 ponientes 660.
Fono: 2738143

jueves, 8 de julio de 2010

Una buena Pizza en Viña


por Marcelo Beltrand Opazo

Comer pizzas no es una gran cosa en estos días, podríamos decir que es un plato fácil de conseguir e incluso hacer, pues los ingredientes están a la mano y las pizzerías las encontramos en abundancia. Y dentro de esta oferta, podemos hallar una cierta estandarización en cuanto a la calidad, ya que se privilegia más la rapidez en la entrega que una pizza de calidad, ahora bien, nos hemos acostumbrado a comer esas pizzas express, que son como los completos, los comemos sin ningún criterio gastronómico, sólo las engullimos, felices porque llegó en el tiempo prometido y con la bebida de cola de la oferta.
Entre toda esta fiebre italiana, encontré el otro día un lugar que ofrece calidad en pizzas, y como ellos mismos lo declaran, no son una simple pizzería, son un Restaurant - Pizzería especializado en recetas originales y con ingredientes de primera calidad, y la verdad, que lo que declaran es cierto. Me refiero al Restaurant Diego Pizza, ubicado en Av. San Martín 636, Viña del Mar.
Ese día probé una Pizza Tutti cuyos ingredientes eran: queso de fundo, pomarola, espárragos, fondos de alcachofas, palmitos y champiñones. Ahora imaginemos la pizza con la fina masa crujiente, cubierta con una generosa capa de queso, los abundantes palmitos y, la corona de espárragos que le otorgan belleza al plato, y veremos un cuadro perfecto, donde cada uno de sus componentes logra un conjunto armónico, tanto por las combinación de sabores como por la de colores. Sabrosa, muy sabrosa.
Calidad y buena atención, una promesa que Restaurant Diego Pizza cumple, por eso, a la hora de elegir una buena pizza, este es un buen lugar, alejado de las pizzas expreso a las que tanto nos hemos acostumbrado.

Pizza Tutti individual $4.600
Schop Heineken $1350

Pasión por la buena comida, pasión por Santiago Wanderers. Restobar La Vida en Verde

Por Marcelo Beltrand Opazo

Cuando buscamos Chorrillanas, pensamos en un plato típico de Valparaíso, y a nuestra memoria se nos viene la imagen de un enorme plato de papas fritas, con cebolla frita, carne picada y huevo frito, ese lugar es La Vida en Verde Restobar, porque todos estos elementos se encuentran aquí. Un espacio que rescata la historia del club Santiago Wanderers, a través de imágenes y su carta gastronómica. Pero junto con lo anterior, nos encontramos con que la Vida en Verde Restobar nos propone un diseño moderno en un barrio típico, quebrando con los cánones tradicionales en la ambientación y decoración, donde la oferta gastronómica ha sido cuidada y pensada, tanto en sus nombres de platos, como en su preparación.
En esta oportunidad quisiera contarles sobre la Chorrillana gourmet “Tío Moise”, un homenaje al futbolista Moisés Villarroel, que desde la presentación en el plato ya vemos una propuesta. Esta Chorrillana no solo lleva los ingredientes típicos, sino que además, tres huevos, es decir, uno más que la receta típica y una gran chuleta sobre estos, el toque, está en la cebolla frita sobre la chuleta y una lechuga cerrando una presentación perfecta, para un plato que se caracteriza por el exceso de aceite en algunos locales. Acá, las papas fritas, se comen crujientes, permitiendo una degustación de la carne, por ejemplo, en todos sus sabores. Como he dicho en otras notas, comer debe ser una experiencia de los sentidos, y aquí en la Vida en Verde Restobar, encontramos una Chorrillana gourmet, trabajada y preparada con dedicación.
Algunos nombres de platos: Loco René, Los Panzers, Valle de Quintil, Cueva del Chivato, Copa 2001, etc.

Valor: $7.000, incluye dos copas de vino o cerveza.
La Vida en Verde Restobar
Condell 1154, Plza. Aníbal Pinto, Valparaíso.

Le Pont d´ Avignon, Lo mejor de la comida francesa en el puerto




Por Marcelo Beltrand Opazo

Efectivamente, vivir en una ciudad puerto es vivir en un lugar donde puedes hallar la cocina de muchas culturas, experiencia que se convierte en un encuentro, un choque entre prácticas y quehaceres, formas de comer y saborear la vida. Bueno, el domingo pasado conocí el restaurant francés Le Pont d´ Avignon, que está ubicado en Salvador Donoso 1498, en el Plan, y que está atendido por sus propios dueños Laurent y Rémi Cambillard, franceses residentes en la región desde hace 5 años.
El menú que pedimos fue el siguiente: un pisco sour (lo pedí seco, sólo para ver si realmente me traían lo que pedía, y si, así fue), y un amaretto sour; entrada de queso camembert apanado; luego un pote auvergnate, que consistía en especialidades de carne de res, tocino y longanizas ahumadas con verduras y, filete de pangasus a la vanille con un gratín de arroz al curry; de postre, galette de rois, consistente en una masa de mil hojas rellena con crema de almendras, y nougat glace, es decir, un helado casero.
Quienes buscan almorzar un domingo, tranquilos, en un ambiente donde se pueda conversar, este es el lugar ideal. Junto a eso, la atención y ahí está la diferencia, ya que no es sólo la comida, sino que un todo. Luego, los platos, preparaciones hechas con cuidado de maestro, se agradecen, por ejemplo, pangasus a la vanille con un gratín de arroz al curry, un pescado cocinado al vapor, que mantiene un delicado sabor, con su fina salsa de vainilla.
Nada quedó al azar, todo ha sido allí pensado para provocar un placer sibarítico.
Valor del menú: $8.500.

Comiendo en familia

por Marcelo Beltrand Opazo

Da la impresión que tiene muchas décadas y una larga tradición en el puerto, pero nos encontramos con un local de no más de siete años, que ha tenido el cuidado de construir con cariño, cada espacio, cada detalle de la decoración, y donde el resultado está a la vista. El Bar & Restaurant Victoria, tiene todos los elementos para comer bien: una ambientación llena de detalles, buena comida y buenos precios. Además, es un lugar donde se puede conversar, es decir, podemos pensar en comer y conversar, cosa que no siempre se encuentra.
El menú que elegimos de su carta el miércoles pasado, fue el siguiente: Calugas de pescado, un ceviche victoria, ají relleno y unas alitas de pollo al merquén. Para beber: un exquisito pisco sour y cerveza Stella Artois. Platos, que con calma, se degustan y saborean. Nada estuvo al azar, cada uno de los bocados estaba bien cocinado, por ejemplo: el ceviche victoria (receta original) con palmitos y palta, o el ají relleno que se presentan dentro de en un pimentón verde. La verdad, es que fue toda una experiencia culinaria.
Comer, debiera convertirse en una experiencia placentera y sobre todo, cuando uno no come en su casa y, el Bar & Restaurant Victoria tienen eso, se come como en familia. No sólo porque es atendido por la Maga y Aldo, sus dueños, sino, porque el ambiente que han logrado, permite sentirse cómodo, relajado.
Después de comer, pudimos escuchar jazz en el subterráneo, ya que todos los miércoles hay música en vivo, plus que convierten al Victoria en un lugar para recomendar.
Algunos precios: Alitas al merquen (10 unidades) $ 3.500 por porción; Ceviche victoria: $4.000; Ají relleno $4.000 6 unidades; Brochetas de ave o cerdo 6 unidades $3.500; Chorrillanas 3 a 4 personas $5.900; Machas parmesana 12 unidades $4.500; Calugas de pescado $ 3.500.
El Bar & Restaurant Victoria está ubicado en Salvador Donoso 1540, Valparaíso, fono 032-2459387.

La Casa de las Carnes


por Marcelo Beltrand Opazo


Pensar en carnes, generalmente, es pensar en un buen asado, la parrilla, el bueno vino, la conversación fraterna. Decir asado, es gatillar en forma automática recuerdos y sabores que nos han marcado a lo largo de nuestras vidas, con nuestros padres y luego reproduciendo lo aprendido, con nuestros amigos y familiares. Bueno, comento esto porque en varias ocasiones he tenido la oportunidad de comer en la Las Carnes de Morandé y mi memoria recurre a esas imágenes al momento de degustar, sus platos generosos de carnes y agregados. La última vez que estuve en el local de Morandé 538, pedimos Costillas de Cerdo y Papas cocidas uno, y el otro Lasagnas a la Putanezca, que acompañamos con un Cabernet Sauvignon Reserva de la Viña J. Bouchon. Las Costillas, asadas con la calma que requieren, estaban en su punto exacto y la Lasagna con salsa Putanezca, invadía todos los sentidos. La selección del vino, con cuerpo, ante tanto aroma y sabor, fue la elección correcta.
Estoy convencido que comer, es una experiencia total, donde los sentidos debieran actuar por completo, todo debe estar a disposición de estos: la presentación, los aromas, el sabor y cuando se debe, lo crujiente del bocado. En esa oportunidad, los sentidos fueron los actores principales de platos preparados por expertos.
Dejo hasta aquí los recuerdos para esta nota, porque el postre, el café y, el bajativo, se quedan conmigo, para otra ocasión.